La Ciudad de México prohíbe las corridas de toros: un paso histórico, aunque controvertido, hacia la compasión
- eticania

- 6 may
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En una notable decisión del 2 de mayo de 2025, la Ciudad de México prohibió oficialmente las corridas de toros, poniendo fin a una tradición que perduró durante más de 500 años. La nueva legislación prohíbe tanto la matanza de toros como el uso de instrumentos punzantes en espectáculos públicos.
Desde un punto de vista ético, este alejamiento de la tortura pública y la matanza ritual de animales constituye un claro avance. Las sociedades evolucionan, y lo que antes se consideraba "patrimonio cultural" debe reevaluarse desde la perspectiva de los valores modernos: la empatía, la no violencia y el progreso sostenible.
Por supuesto, esta aún no es la solución perfecta. Los toros seguirán criándose y utilizándose en espectáculos no letales. El estrés, el miedo y la dominancia persisten. Pero las victorias simbólicas importan y esta ley envía un mensaje mucho más allá de México: somos capaces de cambiar.
Las organizaciones de derechos de los animales estiman que alrededor de 180.000 toros son asesinados cada año en corridas de toros en todo el mundo, todo en nombre de la “cultura” ... y el lucro.
Seamos claros: un mundo más ético no surgirá negando la historia, sino escribiendo un nuevo capítulo. Esta prohibición no es una pérdida de identidad, sino un paso compasivo hacia adelante.
Y debemos mantener el diálogo abierto y humano. Las corridas de toros no son solo una tradición, sino una industria. Más de 226,000 empleos en México están directa o indirectamente relacionados con ellas, según DW y otras fuentes. Para muchos, esta prohibición no solo marca el fin de un ritual, sino el comienzo de la incertidumbre económica y la pérdida de ingresos significativos. Una sociedad funcional tiene la responsabilidad, y la oportunidad, de ofrecer a estas personas alternativas de sustento. No nos referimos a los despiadados especuladores que explotan a los animales sin remordimientos, sino a quienes dependen de este trabajo para sobrevivir.
Es hora de repensar y tender una mano, para que ya no sientan la necesidad de ganarse la vida con el sufrimiento y la sangre de seres inocentes. Eso también forma parte de nuestro deber como sociedad ética.
Fuentes:
















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