En marcha: UNA ECONOMÍA SOCIAL ÉTICA Y SOSTENIBLE

El mundo lleva mucho tiempo fuera de equilibrio. La pandemia solo nos obligó a mirar de frente lo que ya estaba roto. En los países más ricos hemos aprendido a convivir con la desigualdad — incluso a beneficiarnos de ella — a costa de los más vulnerables y del medio ambiente.

Entonces llegó un virus que lo cambió todo. Las viejas reglas dejaron de servir.Veámoslo como una oportunidad, una llamada de atención. Tal vez esta vez estamos siendo empujados a enfrentar los cambios que tanto hemos postergado. ¿Seremos, como humanidad, lo bastante maduros para rediseñar nuestro orden mundial con sabiduría y empatía?

Para sobrevivir con dignidad en la Tierra — y para avanzar éticamente como especie — necesitamos una nueva base: un sistema que abrace todos los aspectos de la existencia, en armonía con la razón de ser de cada criatura viva. Sin ese equilibrio, destruiremos la vida en este planeta — más pronto que tarde.

¿Seguiremos permitiendo que unas pocas familias y corporaciones acumulen una riqueza infinita? ¿Continuaremos adorando al falso dios del comercio, aunque termine devorándonos?

O elegimos otro camino — el de la conciencia, la previsión y la compasión —un camino que rechaza el extremismo y une todas las dimensiones de la vida con equilibrio, tolerancia y empatía.

Démosle un nombre a esta visión:

 Economía Social Ética y Sostenible

— y vivámosla, exactamente en ese orden.

Pensemos en ella como en un recién nacido — frágil, pero lleno de potencial. Es nuestro hijo colectivo, al que debemos cuidar con atención, honestidad y mente abierta. Crecerá, evolucionará y, de vez en cuando, necesitará ser guiado con amabilidad y razón.

Primero, asegurémonos de que sobreviva — cubriendo sus necesidades básicas. Luego, ayudémosla a crecer equilibrada y emocionalmente sana. Y finalmente, permitámosle disfrutar la vida — sin hacerlo a costa de otros seres.

¿Suena bien?

Lo es.

Empecemos.